Conocer los Cigarrales de Toledo (I). Las raíces medievales

Carmen Bachiller/ @placeresymas

Llevo en Toledo más de una década y si hay algo que ha llamado poderosamente mi atención desde que llegué son sus Cigarrales. Recuerdo haber preguntado por el significado de esta palabra y encontrar que no es un término tan obvio.

Por eso, cuando la Real Fundación de Toledo anunció que organizaba un curso titulado “El paisaje cultural de los Cigarrales de Toledo” no lo dudé. Este lunes era la primera cita en la sede de la Fundación, Roca Tarpeya, uno de los miradores al Tajo más espectaculares y que siempre recomiendo a los amigos que vienen a visitarla.

El curso pretende recorrer, en seis sesiones que se prolongarán hasta marzo, la historia del Cigarral toledano desde sus orígenes hasta la Guerra Civil Española. En él se darán a conocer los resultados de una investigación que comenzó en 2009 auspiciada por el Consorcio de la ciudad y que, nos dicen, ha revelado sorprendentes hallazgos sobre  el origen y la evolución de estas fincas de recreo rodeadas de cultivos, que os voy a ir contando a lo largo de varios post.

La primera cita fue esta semana con Jesús Carrobles, uno de los mayores investigadores de la arqueología toledana y actualmente director general de la Fundación El Greco 2014.

Nos habló durante hora y media de las raíces medievales del que es, sin duda, el paisaje más particular de una de las ciudades históricas más complejas.

El arqueólogo está convencido de que los Cigarrales toledanos no están en peligro de extinción sino de “transformación” que lleve a convertirlos en algo que ni han sido ni son. Sobre esa premisa basó toda su intervención. Es una pelea constante de los especialistas que llevan ya unos cuantos años pidiendo un sistema de protección del patrimonio y del paisaje cultural diferente tras los descubrimientos de los últimos tiempos y que permiten acercarse a la historia de la ciudad desde una óptica distinta a las tradicionales.

“Los datos cambian el escenario”, dijo Jesús Carrobles, pero… ¿A qué datos se refería?

Panorámica de la zona de cigarrales. Foto: Aurelio Redondo

Los Cigarrales no surgieron espontáneamente sino de una organización humana premeditada. Hace 5.000 años ya era una zona transformada por el hombre pero curiosamente para lo que fue Toledo, no se han encontrado restos romanos aunque sí de la época tardorromana o visigoda. Y no son unas construcciones especialmente estudiadas o documentadas a lo largo de la historia.

El  término Cigarral data del siglo XVI, y no hay unanimidad sobre el significado de esta palabra y no es hasta el siglo XVII cuando encontramos referencias en algunas obras literarias.

 El arqueólogo repasó los trabajos realizados en distintas fincas – La Quinta de Mirabel, el Cigarral de Menores y Dehesa de Pozuela – centrándose en las construcciones hidráulicas que jalonan el territorio.

Hay infinidad de canalizaciones de agua, restos de alquerías, norias y pozos. Y se ha descartado su origen romano para datarlo en plena etapa andalusí. Un modelo que se generaliza entre los siglos X y XII en la Península Ibérica, creando pequeños huertos en lugares insospechados y, en Toledo en concreto, a salvo de las crecidas del siempre traicionero río Tajo en las vegas.

Los Cigarrales y todo un enorme anillo en torno a la ciudad estaban repletos de bancales, terrenos irrigados que constituían una auténtica despensa para Toledo y que formaban parte de la vocación comercial del mundo islámico. Cada noria era capaz de regar una hectárea de terreno.

Toledo participaba en el siglo XI de la revolución agrícola andalusí. Era una ciudad grande entre las grandes porque era capaz de generar un terreno productivo exitoso hasta el punto de convertirse en zona experimental de plantas raras. Era la escuela agronómica más avanzada del mundo que, algo más tarde, se trasladará a Sevilla.

Pero ese no es el origen del Cigarral tal y como hoy se conoce. Es un mundo inmediatamente anterior a su surgimiento pero que sentará las bases históricas de su existencia.

¿Por qué surgen los Cigarrales?

Fue a partir de 1085, con la conquista cristiana de la ciudad cuando comienza a gestarse el surgimiento del Cigarral.

Si había espacios irrigados, con huertas por toda la ciudad que dieron origen a estas peculiares construcciones ¿Por qué los Cigarrales sólo han quedado en una pequeña isla del entorno de Toledo? Es lo que los investigadores quisieron despejar en este estudio.

La pista la da un aljibe encontrado en la Quinta de Mirabel durante las investigaciones. Una construcción, vinculada siempre a una charca y que no suele ser característico de las zonas irrigadas sino de explotaciones ganaderas.

La instalación del mundo feudal en Toledo cambia ese panorama de ciudad rodeada de huertas. Los señores medievales no creían en el comercio sino en la ganadería y con un sistema monetario mucho más débil que el islámico.

Cigarral El Calatravo

Por eso, Toledo pasa de ser huerta a convertirse en dehesa para el ganado ovino. Con una ciudad ubicada en el centro de una despoblada Península Ibérica, ideal para la transhumancia, la actual capital castellano-manchega se hace acreedora de un monopolio de la lana, incluso internacional, formando parte de una industria textil cuya producción acaba en los tapices del norte de Europa.

Todos estos cambios progresivos de las huertas transformadas en dehesas –la forma de hacer dinero de la época- amenazan con dejar desabastecida a la ciudad y, entonces, interviene el Ayuntamiento que obliga a mantener un espacio de terreno irrigado: Son los Cigarrales que hemos heredado de la época medieval.

A la postre, se convertirían en uno de los mayores éxitos culturales de la historia toledana, según Jesús Carrobles, gracias a que el cardenal Gaspar de Quiroga rompe la tradición y prefiere instalarse en un Cigarral  y no en una casa de campo junto al Tajo, en pleno siglo XVI.

A partir de ahí…la historia ya es otra y lo dejamos para un siguiente capítulo…

5 comentarios sobre “Conocer los Cigarrales de Toledo (I). Las raíces medievales

  1. Los Cigarrales constituyen un paisaje impresionante. Cada árbol, los bancales…nos contaron en la Real Fundación de Toledo responde a una necesidad, no es espontáneo. Si bien en cierto que también muchos de los que se llaman Cigarrales no lo son ni en tamaño, estructura ni en los usos que se les presuponen. Iremos desgranando su historia en próximos post. Gracias, Aurelio por tu comentario.

  2. Nada mejor que hacer un recorrido por los «cigarrales». Te felicito, descubrirás cosas impensables. Lo encuentro bien y necesario, ya que es algo más de «LOS SECRETOS DE TOLEDO», su rica cultura y sus imagenes no dejan ajeno a cualquier paseante de la ciudad Imperial.
    Aurelio

Gracias por tu comentario